Mis libros de 2021
- 6 minutos de lecturaEn 2021 he dedicado más tiempo a otras obligaciones y quehaceres que a la lectura, no obstante, durante este último mes he podido leer y releer varios clásicos con los que he disfrutado mucho. Además, he descubierto un título muy especial que, a partir de ahora, va a ocupar un lugar destacado en mi biblioteca digital.
84, Charing Cross Road. Tengo que confesar que inexplicablemente desconocía este título y que lo descubrí a raíz de un programa de “Un libro una hora”. Ahora ha pasado a formar parte de mis libros preferidos. Más allá de conocer la pasión que Helene Hanff expresa por los buenos libros y una buena lectura, estas cartas me han hecho reflexionar sobre el paso del tiempo y las decisiones que tomamos. En el caso de la autora, la situación económica y, en última instancia, sus decisiones hacen que nunca pueda viajar a Londres. El libro nos sirve también como la crónica de los veinte años en los que transcurre el envío de correspondencia entre Helene y Frank, un período que va desde 1949 hasta 1969. Por ejemplo, podemos conocer el impacto de la vuelta de Churchill al gobierno, suponiendo el fin del gobierno laborista y la imposición de restricciones en los alimentos. También he disfrutado encontrándome con algunas ideas que comparto con la autora en lo referente a la importancia de volver a leer libros para recordar las palabras y al poder deshacerse de libros que ya no aportan. La parte más triste ha sido conocer la vida personal de la escritora, que nunca pudo conocer a Frank y saber que en la dirección donde estaba situada la librería ahora hay un McDonald’s, aunque una placa recuerde el lugar y las personas que un día alguien imaginó.
El Hobbit. Leí “El Hobbit” hace ya casi 30 años. Recuerdo que un compañero de clase lo propuso como lectura recomendada del trimestre y el profesor lo aceptó. Ha pasado todo este tiempo, con superproducciones de cine por en medio, y no había tenido la oportunidad de releerlo hasta ahora. Es curioso como cambia la percepción de un libro con el paso del tiempo. Recordaba “El Hobbit” con eternas descripciones de lugares de Tolkien y, sin embargo, la realidad es que he devorado este libro en muy pocas horas; he tardado menos en leer el libro que en ver las tres últimas películas. Aunque Tolkien quería que “El Hobbit” fuese leído por un público adulto, debido a su fácil lectura y su tono ligero, siempre se clasifica como literatura infantil. En cualquier caso, siempre es emocionante entrar en el complejo mundo imaginario de la Tierra Media y ser testigo de los primeros encuentros con enanos, trolls, elfos y especialmente del primer episodio con Gollum y su anillo, que serán protagonistas en “El Señor de los Anillos”.
El guardián entre el centeno. Esta es otra novela que leí hace muchos años, cuando rondaba los 20, edad muy cercana a la del protagonista. Ahora, con unos cuantos años más, he querido releerlo y lo he disfrutado una vez más. Con esta segunda relectura he podido prestar mejor atención a la estructura de los capítulos y en cómo Salinger retrata lo que significa sufrir una depresión en la adolescencia. Después de abandonar el instituto Pencey, todo lo que Holden trata de hacer es conectar con la gente que le rodea. No son pocos los capítulos en los que Holden contempla el suicidio, mostrando claros signos de una depresión. Del texto, llama la atención el uso de la repetición y de una jerga de adolescentes que hace totalmente creíble y auténtico el relato. Sin duda, el fragmento a destacar es la magnífica metáfora que Salinger utiliza para expresar el miedo a abandonar la infancia y entrar en la edad adulta, cuando Holden explica a su hermana Phoebe el sueño de ser “el guardián entre el centeno”, que atrapa a los niños que están a punto de caer por un acantilado (o hacia la edad adulta). El final es igualmente inquietante con la supuesta insinuación del Sr. Antollini, en la que no sabemos si realmente ha habido tal insinuación o todo es producto de la enfermad de Holden. Y, finalmente, desde el centro psiquiátrico, tampoco sabemos con seguridad si Holden podrá recuperarse o estará condenado a luchar contra la adultez.
Platero y yo. Un clásico de la literatura española, la obra más traducida después del “El Quijote” y toda una experiencia el pasar el tiempo entre de sus páginas. Un libro que todos hemos leído en la escuela, pero, que personalmente no recordaba haberlo leído al completo. Es una narración melancólica, y aunque “Platero y yo” se considera como literatura infantil o juvenil, en él se tratan temas muy profundos y con crítica social, como la pobreza, la crueldad, el maltrato, el abandono, la vejez y la muerte. Seduce desde el primer párrafo el lenguaje poético y el uso de innumerables metáforas para describir la relación con su entorno (la luna se inflama, Dios se alumbra trágicamente, amarillos cristales, …). Un libro que hay que releer cada cierto tiempo y degustar lentamente.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Conocemos la historia de Deckard y los androides por Blade Runner, la adaptación que Ridley Scott hizo en los 80. Los temas principales de la historia son el cómo determinar lo que define la condición humana, la relación con la ciencia y cómo utilizar la tecnología de forma ética. La película, sin embargo, se aleja del libro en muchos aspectos. Uno de los temas que me ha llamado la atención de la novela, y que desaparece en la versión cinematográfica, es todo lo relacionado con el mercerismo, el movimiento cuasi-religioso en el que participan sus devotos, entre ellos Deckard e Iran, que salen de las sesiones con las cajas empáticas con heridas infligidas por las piedras lanzadas a Mercer, de forma análoga a cómo los cristianos reciben los estigmas. No sé si es posible extraer un único mensaje final, pero quizás uno de ellos es que nuestra capacidad de empatía no debería ir ligada al objeto de esa empatía, amando tanto lo falso como lo auténtico.
Luces de bohemia. Estamos delante de la primera obra que recibe el titulo de “esperpento”, donde lo doloroso y grotesco se entremezclan y en la que no nos podemos quedar simplemente con lo que vemos. Es muy recomendable alguna edición con una guía de lectura que nos ayude entender el contexto histórico en el que se escribió, la estructura de la obra y las propias declaraciones del autor. La obra se compone de varias escenas que se desarrollan en distintos lugares de Madrid. Aparentemente estas escenas están inconexas, pero hay ciertos elementos que dan unidad a los hechos. Desde la invitación de suicidio colectivo de la escena I, que presagia el desenlace de la obra, hasta el billete de lotería que finalmente será ganador.